Quiero publicar esta entrada antes de que en casa seamos uno más. Prefiero advertir antes que justificar. Es un tema que ya lo he tratado con mi mujer y hemos decidido no compartir imágenes de nuestro hijo por internet. Inicialmente yo no lo veía tan malo, pero si nos lo paramos a pensar es totalmente innecesario y puede ser perjudicial para él.
Seguro que todos recordamos alguna fotografía que nos hicieron de pequeños y que ahora nos avergüenza. Puede ser la foto de nuestro primer baño (desnudos), la foto de la primera comunión (“vestidos” para la ocasión) o alguna imagen en la que salgamos haciendo alguna payasada o en alguna situación embarazosa. Seguramente esa foto no son pocos los amigos y conocidos que las han visto en vuestra casa, ahora imaginaros que esa foto en lugar de estar en casa de vuestros padres, está al alcance de todo el mundo. Os gusta menos, verdad?
Día tras día padres y madres cuelgan fotos o videos de sus hijos e hijas en la red. Hoy en día, en las redes sociales tienen miles de millones de usuarios y todos ellos pueden acceder a esas y a otras muchas imágenes que se encuentren en Internet.
Dejando de lado el debate de “a dónde van a parar estas fotos” (Big Data) y el posible peligro que esto supone, existe otra cuestión igual de importante que no siempre nos planteamos. Sin darnos cuenta estamos vulnerando su propio derecho a la intimidad.
Imaginad que vais de viaje o celebráis una fiesta, pero aunque no lo queráis publicar en las redes, algún amigo o conocido comparte las imágenes y os etiqueta en Facebook. Seguramente os molestaría, verdad? Pues con los niños pasa lo mismo. Tal vez ahora que son pequeños y no son conscientes, pero debeís saber que el derecho a la intimidad de los niños está protegido por distintos reglamentos tanto a nivel nacional como internacional, y que los padres y Estados (en última instancia) deben respetar y proteger. No son pocas las leyes que los protegen, aquí en Catalunya la privacidad de los niños está defendida por la Ley de Derechos y Oportunidades de la Infancia la Adolescencia de Catalunya, la Ley española de Protección del Menor, el Reglamento de Protección de Datos de la Unión Europea y la Convención de Derechos de los Niños. En Francia, por ejemplo, el Estado puede sancionar a los padres que compartan fotos de sus hijos en las redes sociales con multas de hasta 45.000 euros o un año de prisión. En España, por ahora, esto no sucede. Pero se requiere que ambos padres están de acuerdo, para poder colgar las fotos en sus redes sociales.
Debemos comprender que la vida privada del niño es suya, no de sus padres. Puede que nos parezca muy gracioso, pero puede que al niño no. Haciendo una rápida búsqueda en internet, es muy fácil encontrar videos de niños que se han hecho virales. Tal vez nos parezcan recientes, pero hace más de diez años del mordisco de Charlie en el dedo de su hermano, o casi nueve años que David salió del dentista y aún así nos seguimos riendo con esos videos. Realmente aún no son muchos años, y es por ello que todavía no son tan mayores para que podamos ver las consecuencias pero sí que ya existen casos de hijos que han denunciado a sus padres por vulnerar su derecho a la intimidad.
Yo mismo, soy usuario de Instagram, y desde que me intereso por temas relacionados veo la inmensa cantidad de fotos de bebés colgadas a diario que cuelga todo el mundo de modo público. Ya sean hijos de gente famosa o directamente de gente anónima y desconocida que quiere enseñar la ricura de niño que tiene. Todas estas imágenes multiplican las posibilidades de que el número de casos de denuncias y malestar familiar sea mucho mayor en el futuro. Niños que actualmente son utilizados para promocionar o conseguir algún producto, parece que no sean más que instrumentos que los padres utilizan para su propio beneficio personal.
Más allá de las cuestiones legales, deberíamos tratar este tema como un problema más relacionado con la educación que con las leyes. Ya hablé hace tiempo del buen uso de la tecnología en el aula, pero también hay que tratar de educar en casa para hacer un uso de las redes con respeto. En el fondo, se trata de atender a la lógica y a la razón ya que hay un derecho del menor que no debemos pisar. Si aun así van a seguir subiendo las fotos a las redes, pido desde aquí que se haga con respeto hacia él y en lugares privados y seguros.
Solamente debemos recordar que son nuestros hijos, pero son una parte independiente de nosotros. Tienen su propia vida y sus propios derechos.