Ya se acerca de nuevo el verano, y con él viene la eterna pregunta que se hacen las familias y los profesores ante las largas vacaciones escolares y que cada año enfrenta a partidarios de los cuadernillos de verano y a los que defienden que las vacaciones son para descansar.
Hoy quiero hablar en nombre del Colegio de Pedagogos de Cataluña el qual hace un tiempo realizó una reflexión en voz alta sobre este sempiterno debate entre defensores y detractores de los deberes de verano y emitió su opinión al respecto, aunque no resultó concluyente.
Debemos reconocer que la tradición de mandar y de hacer los llamados deberes de verano ha entrado en crisis, pero tambien debemos reconocer que hay que distinguir entre los alumnos de Secundaria y los de Primaria. Realmente el debate se produce en los de Primaria, a los de Secundaria les sucede a menudo que hay alumnos a los que les ha quedado alguna asignatura pendiente y que tienen la oportunidad de recuperarla en septiembre, por lo que para ellos el verano es un tiempo extra para recuperar la materia con actividades que no son propiamente deberes en el sentido tradicional.
Más que una pesada tarea escolar, los deberes de verano en los alumnos de Primaria podrían ser vistos como un método para ocupar el tiempo de ocio durante tantas semanas. Unos deberes bien pensados y personalizados pueden contribuir a tener algo positivo que hacer durante un rato porque hay tiempo para todo si se organiza.
Podríamos decir que los deberes de verano también son necesarios para los padres ya que si partimos de la base que durante todo el año los padres son los primeros educadores de sus hijos, más aún lo son en tiempo de vacaciones. Y, además, hay que tener en cuenta que los maestros no pueden estar junto a sus alumnos mientras realizan las actividades recomendadas para el verano.
Hace un año ya mostré unos deberes de verano bastante peculiares, donde un profesor italiano les puso la tarea de «disfrutar del verano«. Los deberes de verano no tienen porqué ser aburridas tareas monótonas, repetitivas y descontextualizadas, aunque hay que tener en cuenta que también hay niños a quienes les gustan los enigmas, hacer un cuadernillo, leer o hacer operaciones aritméticas.
El tópico que afirma que el verano es para descansar esconde un reduccionismo que, en realidad, equivale a pretender que no se estimulen habilidades mentales durante dos meses largos cada año. Los deberes de verano pueden ser tareas compatibles perfectamente con el esparcimiento
Algunas sugerencias pueden ser cocinar, cultivar un huerto, descubrir la jardinería, programar visitas culturales en familia, jugar con los amigos, leer, escribir, hacer deporte, hablar, escuchar, ver una buena película, aprender a tocar un instrumento, hacer encargos, hacer las tareas de casa o iniciarse en el bricolaje. Si lo miramos bien, todas estas tareas son también una manera de hacer matemáticas, lenguas, reforzar competencias y habilidades, hacer educación física, ciencias naturales, música…
Aprendiendo a aprender 
Muy de acuerdo. Yo no recuerdo haber tenido deberes de verano. Pero mi madre me compraba los cuadernillos ¿Santillana era creo? y me los tenía que racionar! Porque me gustaban tanto que si se descuidaba lo acababa el primer día…
Y recuerdo también una época que me dió por unos libritos de juegos mentales en plan sudokus, juegos de palabras y números y cosas así y eran super entretenidos. Lo que decís, me ha recordado todas estas cosas, hay muchas otras formas de mantener activa la mente y aprender mucho más amenas que los deberes.
Yo tengo muchas ganas de intentar ir a algún museo este verano entre otras cosas.
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